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domingo, 20 de septiembre de 2015

Una oportunidad increíble


Los cursos se suceden a una velocidad vertiginosa, o eso me parece a mi. Y de cada curso, de cada generación quedan muy buenos recuerdos.


El curso 2014-15 también vivimos momentos estupendos, como las actividades extraescolares. Entre ellas pudimos realizar una muy especial, ilusionante y formativa gracias a la generosidad del Dr. del Río. Creo que no hay ningún otro centro en Madrid que pueda ofrecer a sus alumnos de segundo bachillerato, futuros médicos, la maravillosa y enriquecedora experiencia de pasar una noche de guardia en un hospital. Sin duda es nuestra "actividad estrella" cuya primera edición se llevó a cabo el curso 2013-14.

El relato de nuestra delegada, Ana Sánchez Gomis en primer lugar; y el de Nuria Ferrero y Ana de Luis a continuación nos permiten compartir esta experiencia con todos los biochamberileros.

"Un domingo 17 de mayo me dirigí, con dos compañeras y amigas de clase, al Hospital Clínico San Carlos para vivir y comprender en primera persona lo que realmente significa una guardia médica. El Dr. Francisco del Río, que además de tener la especialidad de médico intensivista (encargado de mantener el soporte vital a los enfermos más críticos de la UVI) es el coordinador de trasplantes, fue quién nos proporcionó y acompañó en esta nueva experiencia.

Una vez llegamos a la guardia nos vestimos con el pijama típico de médico y el Dr. del Río nos contó los casos más curiosos que tenían en ese momento en la UVI. Fuimos viendo caso por caso y tuvimos la oportunidad de ver un par de catéteres femorales y un neumotórax. Este último consiste en que por la acumulación de aire en la membrana de un pulmón, este se colapsa y deja de funcionar, cosa que pude observar al auscultar al paciente.

También estuve presente en la lectura de las últimas voluntades de una paciente, que pedía no estar conectada a un soporte vital y que donaba su cuerpo a la enseñanza. Nos dijeron que esto era algo poco común, incluso había algún doctor que estaba haciendo la especialización que nunca había visto un documento como ese.

La tarde fue muy tranquila y finalmente nos fuimos a cenar. Debo mencionar que el Dr. del Río y su equipo, durante ese puente de San Isidro, eran los encargados de las reanimaciones cardiopulmonares. En mitad de la cena, fueron avisados de una parada en la planta de cardiología del hospital, por ello uno de los doctores a su cargo fue a ayudar a los cardiólogos que ya estaban intentando reanimarla. Transcurridos aproximadamente diez minutos llamaron pidiendo ayuda, asi que nos dirigimos todos corriendo a la habitación de esa paciente.

Aún recuerdo a esos sanitarios, más de diez, que estuvieron una hora en la habitación intentando reanimarla (ya sea con la maniobra típica, con el desfibrilador o con fármacos), la cara de angustia de sus familiares según iban recibiendo noticias y lo frágil que parecía la vida en ese momento, al llevarse a una mujer de 52 años que había sido ingresada por una operación bastante simple. Finalmente llevaron una máquina que se encargaba de mantener el latido del corazón e informaron a la familia de que definitivamente la mujer había muerto.

Continuaron manteniendo su latido ya que los doctores veían factible un trasplante de riñones, dejaron que la familia asumiera levemente la muerte de su hermana y les transmitieron la posibilidad de que fuera donante. Mientras que esperaban a que llegara el último de los hermanos de la paciente para que decidiera sobre el trasplante, llevaron a la mujer al quirófano y la conectaron a una máquina utilizada en los bypass para mantener un circuito cerrado con la sangre, conservando así sus órganos en mejor estado (ya que por ley todos somos donantes a no ser que el paciente deje dicho lo contrario o un familiar se niegue).

El último hermano llegó, dieron todos su permiso y pasaron al quirófano a despedirse de su hermana. Mientras esperábamos, el cirujano general nos preguntó si queríamos ayudarle en la extracción de los riñones, ya que la mujer tenía obesidad y necesitaban a alguien que sujetara la capa de grasa y los órganos de su cuerpo mientras ellos operaban. Yo me presente voluntaria, así que me lavé bien, me vestí de cirujana y en cuestión de minutos me vi con las manos sobre el cuerpo de la mujer. Según iban buscando las venas más importantes para llegar a los riñones e iban observando si había algún órgano más en buen estado, nos iban explicando, a mí y a mis compañeras, que era cada una de las cosas que veíamos. Cuando extrajeron los riñones, el cirujano general se retiró para quitar la capa de grasa que recubría los dos riñones mientras que la uróloga y el enfermero de quirófano se hacían cargo de la mujer.

Yo, que quería y quiero estudiar medicina, aun no puedo llegar a creerme que todo esto haya sucedido, volvería a repetirlo mil veces. Sólo me queda agradecer al Dr. Francisco del Río y a mi profesora Carmen Canga, el haberme ofrecido la oportunidad de vivir esta experiencia única y el haber acercado, aun más a mí, esta profesión que según mi opinión se basa principalmente en la entrega y en la ayuda a los demás. Gracias.

Ana Sánchez Gomis"




"El pasado jueves 11 de junio, Ana de Luis y yo asistimos a una guardia guiada por el Dr. Del Río en el Hospital Clínico. Anteriormente nuestras compañeras y compañeros que ya habían ido a la guardia nos explicaron algunas de las situaciones que se vivían allí en la UCI. Muchos de ellos presenciaron casos de pacientes en estado grave e incluso pudieron asistir a un quirófano. En nuestra visita el ambiente fue más tranquilo de lo habitual, no hubo urgencias especialmente importantes (aunque allí todos los casos tienen importancia). El Dr. Del Río nos enseñó las instalaciones donde él realizaba sus guardias. Ana y yo, afortunadamente pudimos asistir a una operación en quirófano de una paciente que debía ser intervenida con urgencia. También pudimos observar varias intervenciones en pacientes que se encontraban en la UCI y que presentaban un problema respiratorio. Aunque nuestra visita no fuera tan concurrida como las de nuestros compañeros, estamos muy agradecidas de poder haber vivido esta experiencia tan didáctica.

Muchas gracias,

Nuria Ferrero y Ana de Luis"





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