Buscar en Biochamberileros...

lunes, 22 de septiembre de 2014

Salvemos la Ciencia



Empieza un nuevo curso y, como siempre, me replanteo mis clases en base a las nuevas generaciones, nuevas costumbres, nuevos intereses de los alumnos,...

Trato de pensar y me doy cuenta que las nuevas generaciones tienen una característica: la inmediatez. La mayoría de los chicos quieren resultados inmediatos, casi ante cualquier actividad que se plantean, sea profesional o lúdica. Si no lo consiguen se frustran y en la mayoría de los casos miran a su alrededor en busca del culpable de su frustración. Quieren saber a qué botón tienen que apretar para conseguir esto o lo otro. En los estudios, ante un problema, cuestión o planteamiento quieren que les demos pautas para encontrar en poco tiempo la solución o mejor, que internet se la de en 0,1 segundos. Llegar a lo mínimamente suficiente para poder considerar un apartado "cubierto" y  pasar al siguiente lo más rápido posible.

Soy profesora de Ciencias, y, aún a sabiendas de que voy en contra de la corriente, ya que incluso la enseñanza reglada, casi imperceptiblemente, se ha ido dirigiendo hacia la consecución rápida de los objetivos, lucho por defender el método educativo en el que creo, paulatino, lento, consecutivo, constante. Esta lucha se basa en mi convencimiento de que el conocimiento científico no es algo que se consigue de forma inmediata.

La ciencia requiere un trabajo paciente, requiere la lectura y el pensamiento individual de alguien centrado y concentrado, requiere horas de cavilar sobre un tema concreto, de hacerse preguntas, buscar  respuestas razonando y relacionando informaciones, requiere saber obtener conclusiones, enunciar hipótesis, comprobar las hipótesis y así ir construyendo un puzzle donde poco a poco las piezas vayan encajando, despacio, con sentido. Y esto es lo que te llena de satisfacción cuando lo consigues.

Esto es lo que yo quiero para mis alumnos, que sientan la emoción al descubrir que han llegado por si mismos a una solución, a un entendimiento y que disfruten de comprender algo nuevo. Tanto el trabajo como el sentimiento son  imprescindibles en un científico, entendiendo por científico no solo a los investigadores, sino a cualquier persona que quiera dedicar su vida a la ciencia en cualquiera de sus múltiples facetas.

Se que es difícil. Desgraciadamente, en mi opinión, este tipo de aprendizaje actualmente ni se fomenta ni se facilita. Mas bien al contrario, el aprendizaje tiene que ser entretenido, light, que requiera poco esfuerzo y que se considere superado lo mas pronto posible. ¡se inventan mil y un métodos para conseguirlo! Pero la realidad es que así no conseguiremos personas capaces de pensar, de debatir, de argumentar, de empecinarse en conseguir algo que han empezado, de tener una curiosidad y una ilusión que les permita estar horas y horas dedicados a la misma actividad. No tendremos personas que se sientan felices, de verdad, contentos consigo mismos y con el mundo, porque creen en si mismos y en sus posibilidades. Y, de nuevo, esto es lo que yo quiero para mis alumnos.

Me entristece pensar que en el entorno educativo el método científico está cayendo en el olvido, agravado todo lo dicho por la prioridad que están adquiriendo otras áreas que, desde luego, son necesarias también, pero que en mi opinión son herramientas, no son el fin en si mismas, y desde luego su implantación no debería ir en detrimento de la ciencia.

La ciencia nos ha traído hasta aquí, y la ciencia nos hará seguir avanzando. Sin la ciencia nuestro mundo nada tendría que ver con lo que hoy es. No digo que sea perfecto, hay mucho que mejorar, desde luego. Tampoco digo que la ciencia nos lleve siempre por buen camino, hay gran cantidad de ejemplos que nos muestra que no ha sido así. Pero eso no se debe a la esencia de la ciencia, sino a la mala utilización de ella por parte del hombre, que muchas veces vive y trabaja únicamente para conseguir poder y alimentar su vanidad. Pero este camino nos conduciría a un debate filosófico o psicológico, lo que no es mi intención.

¿Se imagina alguien un mundo sin electricidad, sin acceso al agua potable, sin medios de transporte, sin fármacos o vacunas que disminuyan el sufrimiento de los enfermos, sin técnicas agrícolas que faciliten la producción de alimentos...? Todo esto es solo una pequeña muestra de lo que se ha conseguido gracias a la ciencia. Pero la ciencia no es un ente volátil. La ciencia la hacen los científicos, para que haya ciencia, debe haber científicos. Y es nuestro deber enseñar este camino a nuestros alumnos.


Leer más...