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domingo, 16 de noviembre de 2014

Un rayo de esperanza




Avances clínicos en la lucha contra el Alzheimer
 


Alba López Martínez (1º Bachiller)









No podemos hablar de medicamentos sobre el Alzheimer sin tener un previo conocimiento sobre la enfermedad. El Alzheimer es una enfermedad neurodegenerativa, que afecta principalmente a las neuronas encargadas de realizar funciones que nos caracterizan como seres humanos.
Es una enfermedad que afecta a más de medio millón de personas en nuestro país y al 0,5% de la población mundial (36,5 millones)
.
Hoy día todavía no existen tratamientos curativos, pero hay fármacos y tratamientos no farmacológicos que ayudan a ralentizar la enfermedad, como la rivastigmina.
La rivastigmina es  un inhibidor de la acetilcolinesterasa (enzima que degrada el neurotransmisor acetilcolina) por lo que tiene un efecto beneficioso sobre el déficit cognitivo derivado del deterioro del sistema colinérgico en la demencia tipo Alzheimer. El fármaco interactúa con las enzimas diana formando un enlace covalente y dando lugar a un complejo que inactiva las enzimas temporalmente (la actividad de la enzima retorna a los niveles basales aproximadamente 9 horas después de haber alcanzado el efecto inhibidor máximo). El tratamiento se aplica vía oral o en forma de parches.

Hace dos años (2012) se empezó el ensayo clínico  sobre el Crenezumab, un anticuerpo monoclonal que actúa adhiriéndose al cerebro para evitar que las proteínas amiloides se alojen en él, evitando así su acumulación. El objetivo era retrasar el inicio de la enfermedad e intentar  prevenirla.

El medicamento está diseñado para actuar como anticuerpo de la proteína β-amiloide, cuyos depósitos extracelulares se consideran patognomónicos (sintomáticos) del proceso degenerativo. Se trata de neutralizar la proteína β-amiloide mediante la formación de un complejo antígeno-anticuerpo (proteína β-amiloide - Crenezumab). 

El 16 de julio de 2014 la farmaceútica Roche Ltd presentó los resultados del ensayo clínico fase 2 de este medicamento, donde se observó que en las personas que padecían un Alzheimer leve o moderado el Crenezumab producía una deceleración en la disminución de las capacidades cognitivas, aunque no consiguía retrasar la progresión de la demencia de Alzheimer.
Esta fase del estudio ha involucrado a 431 pacientes en estadios leve o moderado del Alzheimer. Se distribuyeron de forma aleatoria en tres grupos: dos de ellos recibieron el medicamento, un grupo en dosis altas y el otro en dosis bajas, mientras que el tercer grupo recibió un placebo.
Los pacientes del grupo que recibieron las dosis altas de Crenezumab lograron una disminución de su deterioro cognitivo del 16,8%, aunque la diferencia con el grupo placebo no tuvo significación estadística. Sin embargo se observó que, dentro de este grupo, los pacientes que se encontraban en los estadios más leves de la enfermedad lograron una reducción del 35,4% en su declive cognitivo, por lo que se llegó a la conclusión de que el medicamento era eficaz en dosis altas y en pacientes que apenas han desarrollado la enfermedad o que se encuentran en estadio leve.

Puede que el medicamento no sea 100% eficaz, pero gracias a este intento se ha podido comprobar que el uso de antiamiloides tiene beneficios sobre pacientes que están empezando a desarrollar la enfermedad, por lo que los medicamentos contra la proteína β-amiloide podrían ser eficaces si se administrasen antes de que aparecieran los primeros síntomas (aunque para ello sería necesario un análisis anticipado que predijese el desarrollo de la enfermedad).

Todavía no se ha decidido si se van a llevar ensayos clínicos adicionales necesarios para solicitar la autorización del fármaco, ya que esta fase no ha tenido el éxito que se esperaba, pero otros expertos consideran que los resultados son suficientemente aceptables para conseguir que Crenezumab se convierta en medicamento. 

Paralelamente otras farmaceúticas están realizando estudios clínicos fase 3 con sus respectivos anticuerpos monoclonales, mientras la F.D.A. (Food and Drug Administration) está revisando sus criterios a fin de reducir las exigencias en la autorización de nuevos medicamentos contra la enfermedad de Alzheimer.



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